diumenge, 15 de juny del 2008

Lo primero, la libertad

Ha sido el tema que ha sacudido la sosegada realidad danesa estos últimos años, a pesar de que todo empezó en el ya lejano septiembre de 2005. Por aquel entonces, el diario Jyllands-Posten publicaba una serie de 12 caricaturas de Mahoma para ilustrar un problema de puro ámbito local: el escritor danés Kare Bluitgen no encontraba un ilustrador para un libro infantil basado en la vida del profeta del Islam, y el Jyllands-Posten mostraba el trabajo de 12 dibujantes del país. Nadie en el diario –uno de los más vendidos del país– se podía imaginar las consecuencias de esa publicación: los embajadores de diez países musulmanes, incluido el representante de Palestina en el país nórdico, protestaron unas semanas después por lo que consideraban una ofensa al Islam. Tras eso, todo lo demás. Las protestas en el mundo islámico, la ‘respuesta occidental’ en forma de nuevas caricaturas publicadas en diarios noruegos y franceses, las amenazas y el boicot a productos daneses, los avisos de bomba en la redacción del rotativo danés, las disculpas forzadas,...

Este mismo 2008, aún en Indonesia coleaban protestas contra Dinamarca por las controvertidas viñetas, a la vez que la policía danesa anunciaba la detención de diversas personas que supuestamente preparaban un atentado contra uno de los 12 caricaturistas. ¡Casi tres años después! Con todo esto, Dinamarca respira tras el temporal aunque echa la vista atrás con cierta precaución. Al menos, eso se puede corroborar al hablar con las gentes de a pie del país. “Fue una situación muy extraña. Normalmente, aquí no somos nunca el centro de atención y entonces lo fuimos”, recuerda Helle, una estudiante de la universidad de ciencias naturales de Copenhague. “Hubo mucha polémica: aquí la comunidad musulmana es muy numerosa y había tensión”. Lo cierto es que el debate sobre los límites de la libertad de expresión y el respeto a toda cultura o religión tuvo una gran repercusión en un país de enorme tradición liberal y que ha basado en la tolerancia al prójimo toda su cultura democrática. Por una vez, el choque entre libertades puso entre la espada y la pared a un país que, además, cuenta con una importante población musulmana de origen turco.

“Aquí mucha gente se enfadó mucho cuando el diario pidió perdón”, sigue la chica –el Jyllands-Posten se vio obligado a pedir disculpas en enero de 2006 tras la airadas reacciones del mundo musulmán–. “Durante ese tiempo, todos los diarios y las teles hablaban de lo mismo: fue un poco excesivo porque la gente no estábamos tan preocupados”.

Aunque muchas veces el mundo mediático y el de la calle no se corresponden, otros ciudadanos si vivieron con más intensidad la cuestión. Lo describe otro estudiante, aunque este de nacionalidad española. Luís, que se encuentra en Dinamarca en un intercambio de beca Erasmus, ha podido comprobar que la cosa preocupó y preocupa entre la población danesa. “Para muchos daneses, era un tema del que no querían hablar”, explica, “son muy tranquilos y respetuosos con todo el mundo, y creo que la cuestión se les escapa de las manos”.

Pero sigue viva. Las últimas informaciones que reciben los daneses no son nada tranquilizadoras a pesar de que todo debería haber pasado. El pasado abril, las embajadas danesas en Algeria y Afganistán fueron “temporalmente cerradas” por “cuestiones de seguridad”. El debate se reabrió con la re-publicación de las caricaturas a principios de año en el diario Politiken. Según encuestas publicadas por el mismo Jyllands-Posten, una mayoría de los daneses reprobó dicha 're-publicación', que se ha interpretado como una mera provocación. Los datos no dan lugar a dudas: si los daneses apoyaron la primera publicación como un símbolo de normalidad en un país que garantiza la libertad de expresión, esta vez sólo un 37,9% apoyaban la iniciativa del Politiken frente al 58,5% que se mostraron en contra. Otra muestra de que el tema cansa entre la opinión pública del país del príncipe Hamlet. Para muchos, parece una pesadilla que no tiene fin. El alto precio de la libertad.